La reflexología (también conocida como reflexoterapia o terapia zonal), es la práctica de estimular unos puntos en concreto, denominados “zonas de reflejo” o “zonas reflejas”, mediante los dedos y manos del terapeuta. La reflexología más conocida es la reflexoterapia podal, que estimula los puntos reflejos situados en la planta de los pies (aunque también existen otras zonas reflejas, como las manos – reflexología manual-, el cráneo –reflexología craneal-, nariz u orejas, conocida esta última también como auriculoterapia). 

La explicación de la técnica, viene dada porque las plantas de los pies tienen ciertos puntos que se vuelven más sensibles cuando existe alguna disfunción en otro punto del cuerpo, de ahí que se denomine “zona de reflejo”; el masaje en dichos puntos aliviará y mejorará la salud del órgano al que esté conectado ese punto del pie. 

La reflexología es una técnica ancestral de reequilibrio, su origen se ubica en oriente en China (aunque ya era también conocida y practicada por los egipcios, existiendo un grabado en el que se observa la práctica de la misma), y tiene que ver con la acupuntura, la cual establece que el hombre posee una energía invisible e inmensurable, el “chi”, que circula por unos canales llamados meridianos. En estos canales se encuentran unos puntos precisos que se pinchan con agujas –en el caso de la acupuntura-, o se masajean y oprimen -en el caso de la reflexoterapia-, para regular la circulación de esa energía. Cuando esa energía se estanca dentro de un órgano o en algún punto del trayecto, se produce un desequilibrio capaz de repercutir a la larga sobre sus funciones orgánicas y producir una enfermedad, de ahí que al eliminar el bloqueo en el punto reflejo, el órgano mejore. 

El origen conocido de la reflexología moderna proviene del médico estadounidense William Fitzgerald, que inició su investigación en 1913, y publicó su primer libro en 1917 conjuntamente con otro médico. Posteriormente, el Dr. Joseph Shelby Riley, que también desarrollaba esa práctica, fue quien realizó los primeros diagramas-dibujos sobre la  localización de los puntos reflejos en los pies. Y la masajista Eunice Ingham, posteriormente, fue quien confeccionó el primer “mapa reflexológico oficial”, con las correspondencias entre los órganos y las distintas zonas en la planta de los pies que actualmente conocemos. 

La Reflexoterapia es una técnica holística, es decir, trata a la persona en su totalidad y no por partes, teniendo en cuenta tanto el aspecto físico como el mental y el emocional que conforman al ser humano y que no pueden separarse, de ahí que una sesión de reflexoterapia puede aliviar también emociones estancadas (además de aliviar dolores o molestias físicas). Además, si se realizan sesiones de mantenimiento una vez solucionado cualquiera que fuese el desequilibrio, se conseguirá mantener ese estado de paz interior, equilibrio y bienestar que tanto ansiamos.